Los castigos no deben ser físicos, se deben establecer consecuencias positivas o negativas a partir de la conducta, se debe elogiar y reconocer los logros, así como señalar las acciones inapropiadas.
Cuando te dirijas a tu hijo, para llamar la atención, no le grites, acércate hacia donde está, y habla a su altura mirándolo a los ojos, de esta manera sabrá que le estas llamando la atención a él. Identifica si su enojo o rabieta es signo de cansancio, hambre, enfado, soledad.
Toma en cuenta:
Escucha a tu hijo: su enojo tiene una base de frustración, escucha sus motivos.
Comprende: ponte a su altura, míralo a los ojos y transmite que entiendes su enfado mientras respiras con calma
Explica: con palabras simples explica que una rabieta no es la solución a su problema “sé que estás enojado, cuando estés listo podemos hablar”
Proponer: ofrece una alternativa a su enojo “puedes jugar afuera con la pelota o en la casa y realizas un dibujo”
Refuerza: cuando se calme explica nuevamente que el enojo no es la mejor solución “lo hablamos y lo resolvimos”
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